01/12/2023. Unos vecinos hacen llegar a Verdes Equo una denuncia sobre las talas agresivas sufridas por los árboles urbanos tras las tormentas. Amparándose en los daños sufridos tras los fuertes vientos, han mutilado a los árboles.

En palabras de Cristina Cabrera, miembro de la Mesa de Coordinación provincial de Sevilla y exconcejal del Carmona, “se trata de un tipo de prácticas desfasadas y obsoletas que dañan profundamente el patrimonio natural de nuestra ciudad”. Antiguamente se realizaban este tipo de actuaciones por mero desconocimiento de las consecuencias y como traslado de prácticas agrícolas a entornos urbanos, la falta de divulgación de conocimiento y divulgación de buenas praxis hizo que se extendieran por toda la geografía española.

Este tipo de talas provoca graves daños a los árboles para su desarrollo y supervivencia. Debilita el sistema árbol, pierde reservas eliminadas en el momento de la poda y en la posterior inversión de árbol para intentar restituir una copa funcional. No puede realizar la fotosíntesis mediante la eliminación de hojas. Provoca sobre-exposición al sol de ramas o ejes. Y un largo etcétera que en muchas ocasiones provocan la muerte del árbol

Los árboles son fundamentales en nuestra ciudad, sobre todo ante la emergencia climática en la que estamos a día de hoy. Un árbol maduro puede absorber hasta 150kg de gases contaminantes por año. En las ciudades , los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo que las ciudades sean lugares más saludables para vivir.

También son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire atrapándolos en las hojas y la corteza. La ubicación estratégica de los árboles en las ciudades puede ayudar a enfriar el aire entre 2 y 8 grados centígrados.

Las investigaciones muestran que vivir cerca de espacios verdes urbanos y tener acceso a ellos puede mejorar la salud física y mental, por ejemplo, al disminuir la presión arterial alta y el estrés. Esto, a su vez, contribuye al bienestar de las comunidades urbanas.

Los árboles maduros regulan el flujo de agua y desempeñan un papel clave en la prevención de inundaciones y la reducción del riesgo de desastres naturales. Un árbol de hoja perenne maduro, por ejemplo, puede interceptar más de 15 000 litros de agua por año.

Además, también podemos observar otras malas prácticas como la de recubrir las raíces. Con ello, los árboles corren el riesgo de secarse e impiden la absorción del agua cuando hay grandes lluvias e impiden su crecimiento de sus raíces, con lo que limitan su capacidad de desarrollarse. También provocan el aumento de la temperatura de la zona, al usar materiales que expulsan calor.

Desde Verdes Equo consideran que este tipo de talas son perjudiciales para la población. Hay otras alternativas, que hubieran servido para proporcionar seguridad a la población sin mutilar a los árboles.