28/01/2018. En nuestras antiguas Reglas de 1783 la fiesta de la Purificación quedaba fijada como una de las cuatro celebraciones que eran de comunión general para los servitas carmonenses:
"Decimo. De las comuniones Generales.
Ordenamos juntamente que quatro vezes en el año se aya de llamar por cedulas a ntra. hermandad para comulgar en ntra. capilla, y se adbierte que hasta que ntros. hayan comulgado no empiezen a arrimarse a la varandilla nuestras hermanas.
Los días en que han de ser las comuniones son el de los Dolores de Maria santissima ntra. Señora, el de su santissima Asumpcion, natividad de María santissima y dia de su purificazion."
La Candelaria como celebración de primer orden en nuestra fraternidad se mantuvo aun en los años de la crisis institucional del siglo XX y se retomó con solemnidad a partir de la renovación de 1977 centrándose también en la imagen del Niño Jesús del Dulce Nombre que antiguamente contó con quinario en torno a su fiesta.
El testimonio de esta celebración queda atestiguada en la primera mitad del siglo IV gracias a los escritos de la peregrina de Burdeos o de la monja Egeria sobre las celebraciones de la primitiva comunidad de Jerusalén. Recordando el cumplimiento de la ley Mosaica que obligaba a la madre a redimir al primogénito en el Templo (Números 18,15), a los cuarenta días. (Lucas, 2). En el 525 el emperador la introduce en la liturgia oriental y en el siglo VII existe ya en occidente: el Papa Sergio I (687-701) introdujo una procesión para este día y la bendición de las velas no entró al uso común antes del siglo XI. La procesión solemne representa la entrada de Cristo, que es la Luz del Mundo, al Templo de Jerusalén.